jueves, 4 de octubre de 2012

Fuera de sitio

Los episodios ocurridos hoy al socaire de la calificación judicial del posible delito cometido por los promotores del 25-M confirman que la sociedad española está trastornada en este momento, a la vista de que diez palabras eclipsan la trascendencia de un auto de seis folios en el cual aparecen, o de que un parlamentario nacional desconoce que la dignidad de su cargo le obliga a cuidar su lenguaje... por citar sólo un par de cosas de las muchas que están sucediendo.
Es evidente que al texto del juez Santiago Pedraz, magistrado de la Audiencia Nacional, le sobra la valoración que incluye sobre el crédito de la política en la España de hoy, como es evidente que el término 'pijo' no significa lo mismo en la barra de un bar que en los pasillos del Congreso de los Diputados (donde lo utilizó el diputado popular Rafael Hernando, muy prominente dentro de su grupo, para desacreditar al juez). Pero ambas cosas no son más que nuevos ejemplos del desequilibrio colectivo en el que parece haber entrado un país cuya Casa Real es de todo menos ejemplar; cuyas fuerzas del orden no evitan los disturbios, sino que los provocan; cuyo estamento político desconoce la realidad de los compatriotas a los que representa; cuyos medios de comunicación prefieren adoctrinar a informar; cuyos servidores públicos han sido convertidos en el enemigo a combatir... En definitiva, dos ejemplos nuevos de que en este país nadie parece estar haciendo hoy lo que debe.
Por suerte, esa impresión terrible que transmiten las elites (sin acento, como manda la Real Academia de la Lengua) es una ficción que no se corresponde con lo que ocurre escalones abajo. Sin ir más lejos, el trabajo pausado de la Policía ha impedido que un chalado causara una tragedia en la Universidad de Mallorca –lo de por qué se le detuvo hoy, el mismo día del auto que pone en ridículo al Ministerio del Interior, es otra cosa... ya se sabe que en política hay causalidades y no casualidades– y éste es sólo un caso de los millones que cada día se producen (entre los que hay muchos protagonizados por políticos, empleados públicos o jubilados, a pesar de la tirria que inspiran esos tres colectivos).
Así que este blog propone a su auditorio dirigir la ira sobre quienes no funcionan o funcionan mal, en lugar de dispersarla 'contra todo el prado'. Primero, porque es justo; y, segundo, porque es más útil.

2 comentarios:

Oscar Cuevas dijo...

Chapeau, Joaquín. Aunque es Rafa Hernando, no Antonio. De Guadalajara, por cierto. Un fenómeno.

Don Gato dijo...

Gracias, Óscar. Arreglado.