Los disturbios que se produjeron hoy en Grecia, con motivo de la visita a Atenas de la canciller de Alemania, Angela Merkel, dejan imágenes de impacto y confirman que se gesta un estallido de violencia en las calles de media Europa. Seguramente es muy difícil de controlar la ira que surge de los manifestantes, pero no debería serlo tanto la rabia de enfrente y parece claro que también hay más agresividad de la cuenta en el lado de la Policía. Eso sí debería poder impedirse –por más crispados que estén los agentes, a los que los recortes afectan tanto como al resto, como trabajadores que son... y del Estado– porque su función como garantes de la seguridad está a un paso de convertirse en leña que sirve para agravar las protestas. Sólo les faltaba a los gobiernos del inflamable Sur de la UE que sus protectores les perdieran el respeto para que la situación fuera pronto incontrolable (lo que sería un desastre, más allá de cualquier discusión sobre la pertinencia de las protestas y/o de las acciones de gobierno). De esa violencia creciente y gratuita está llena esta excelente galería de 'Diario de Navarra').
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