viernes, 5 de febrero de 2010

Praying breakfast

Se relame el colega Justino Sinova sobre las dificultades que debió resolver José Luis Rodríguez Zapatero para preparar su discurso en Washington, donde asistió al banquete del Desayuno Nacional de Oración. Y no le falta razón, porque tuvo que ser difícil para un agnóstico declarado, como ZP, sentirse cómodo en un escenario como ése... por más que el desayuno de marras (National Prayin' Breakfast, entre sus seguidores) carezca de toda capacidad para ser "una prueba de fuego". Porque esa convocatoria apenas lleva celebrándose cincuenta años (contra lo que dan a entender quienes la consideran una tradición milenaria –no hay tradiciones milenarias en EEUU, como se sabe–) o porque no es si no una cita pseudorreligiosa que oculta bajo su supuesto origen místico un objetivo puramente político (es como si, en España, se cuestionara una fiesta en el Día de la Hispanidad –que durante un tiempo se llamó 'Día de la Raza' y que algunos prefieren vincular aún a la patrona de la España católica– por el hecho de que en las invitaciones no se citara a la virgen del Pilar). Ni una ni otra razones deben de haber sido suficientes para aguar al leonés su minuto de gloria... y eso que en esta casa la foto del español en ese foro produce sarpullidos.
Pero conviene ser serios; así que ni tanto pelo ni tan calvo, colegas.

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