jueves, 27 de septiembre de 2012

Elecciones centrífugas (I)


Antes de fin de año, un cuarto largo de la población de España está convocada para votar en varios procesos en los que –de forma más o menos explícita– está en cuestión el país al que ahora mismo pertenece: el dia 21 de octubre, en Galicia y el País Vasco, y el día 4 de noviembre, en Cataluña.
De atrás a adelante, el resultado más probable es éste: el electorado catalán respaldará la apuesta por la autodeterminación de su burguesía, representada políticamente por la coalición Convergencia I Unió (CiU) desde hace tiempo; Euskadi elegirá entre el vasquismo de izquierdas y el vasquismo de derecha, que representan la marca nueva Bildu y el tradicional Partido Nacionalista Vasco (PNV); y Galicia dará crédito suficiente al discurso nacionalista de Anova, que reniega del fallido experimento del BNG.
Multitud de análisis de todo pelaje aconsejan relativizar el peso de esas convocatorias, pero este blog no tiene claro que haya que hacerles caso, sabiendo –como sabe– que hay demasiada doctrina a ambos lados de las tres contiendas: en el españolismo, porque no se entiende la fuerza de cualquier otra identidad; y, en el nacionalismo, porque siempre se sobrevalora lo propio frente a lo que parece ajeno.
Con este estado de casos, Don Gato se pregunta si alguien ha previsto qué pasaría si, en pocos meses, dos fuerzas centrífugas gobernaran los territorios de más peso en la economía de España (excluida Madrid, cuya importancia es ficticia porque en sus cuentas cifran las empresas que tributan allí sólo por el hecho de que en ella está la capital de España –como ‘El Corte Inglés’, sin ir más lejos, empresa que ningún español considera madrileña, como demuestra el hecho de que todo el país compra en ella– y que, seguro, trasladarían su sede fiscal a cualquier otro sitio, sin problema alguno).
Sin otro ánimo que el de situar las cosas en el contexto adecuado, este blog recuerda algunas cosas: ningún inglés habría imaginado, durante la Segunda Guerra Mundial, que India pudiera independizarse de Londres; la isla llamada Malta, a la que va ahora de turismo media España, era británica hasta el año 1974; y ese país de nombre Noruega en el que se entrega el Premio Nobel de la Paz formaba parte del territorio de Suecia hasta principios del siglo X. Son tres ejemplos que conviene recordar... por citar.

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