España recordó hoy la intentona golpista de 1981, pero sigue haciéndose algunas preguntas, que conviene responder. Entre otras, estas de ahora:
–¿Se sabe todo lo que pasó? Se puede saber, si uno se esfuerza; pero, para ello, no basta con ver una película o la TV. Y eso porque, pese a que la facilidad con que se dispone hoy de cualquier información hace creer, a mucha gente, que ya lo sabe todo, jamás nada estuvo más lejos: al final, la tecnología digital es, a la sociedad actual, lo que fue la Imprenta a la medieval, que sacó el saber del oráculo, pero no evitó el estudio para conocerlo. O sea que ¡aún hace falta leer, gatos... ¿qué se le va a hacer?!
–¿Fue un 'golpe blando'? En absoluto... porque ni estaba previsto que fuera blando ni triunfó como golpe.
–¿Quién fue el peor de los implicados, para odiarle? Sin duda alguna, el general Armada, que jugó al engaño tanto con sus compañeros como con el resto de sus paisanos. Hoy es un anciano, pero no hay que dejarse engañar por esa imagen porque fue (y es, aún) un completo taimado.
–¿Fueron condenados todos los implicados? Ni mucho menos. Entre los militares, hubo muchos que lograron irse de rositas y, respecto a la trama civil, opera aún el plan que evita que se conozca a quienes estaban detrás. De todos modos, la difusión de sus nombres –que están en las famosas cintas grabadas en el Congreso– no sería una sorpresa para nadie: obviamente, estaba la banca, el empresariado y la oligarquía del momento, por no hablar de las elites locales. ¿Alguien lo dudó, de verdad?
–¿Estaba al tanto Juan Carlos I? Rotundamente no, como rotunda es la respuesta a cualquier otra pregunta sobre si está al tanto JCI de cualquier tema que ocurra hoy en su reino. Cosas sabe (el Rey), pero nunca todas.
–¿Cuándo acabó del todo el golpe? Esta pregunta tiene dos respuestas: la formal, que apunta al mensaje del capitán general de los Ejércitos (Juan Carlos de Borbón), que implicaba que, a partir de ese momento, cualquier actuación desobediente derivaría en Consejo de Guerra; y la moral, surgida cuando los militares vieron a Antonio Tejero zancadillear fallidamente a Gutiérrez Mellado: en ese momento, entendieron que la gallardía castrense estaba en los escaños y que ya sólo la combatían unos vergonzantes compañeros de armas... si acaso. Vergonzantes y pocos.
–¿Seguirá especulándose con otras hipótesis? Naturalmente; sobre todo, si dan dinero. La experiencia demuestra que, aún hoy, venden la virginidad de María, los vestigios de civilizaciones extraterrestres o el mito de la Atlántida. No hay más que ver los éxitos en una librería cualquiera...
–¿Hay alguien poco recordado? Mucha gente: Quintana Lacaci, Sáenz de Santamaría, Alonso Manglano... entre los militares; Castedo o Paco Laína, entre los políticos; y Juan Tomás de Salas, Cebrián, Gabilondo o Pedro Erquicia, entre los periodistas. Resulta que (como con el Mayo del 68 francés) la historia se reescribe aún para que todo al que venga bien 'estuviera allí', pero esas cosas son mentira... debéis saberlo, cachorros.
miércoles, 23 de febrero de 2011
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10 comentarios:
De qué vas, idiota. ¿De listo? Háblanos con respeto.
Te hablo con tanto respeto, Cachorro, que te acepto como 'gato', aunque puede que no reúnas condiciones.
Nadie me dijo nunca que debiera reunirlas...
Te lo dice este blog, si quieres ser de los suyos...
No tengo por qué.
Claro que no, cachorro. Y hasta aqui hemos llegado.
Porque tú lo digas.
¿Qué te pasa, Gato? ¿No te atreves conmigo?
¿Gato....? ¡Despierta, tío!
Es una información a tener en cuenta.Es estupenda tío.
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